viernes, 29 de marzo de 2024

Domingo de Ramos: crónica de lo vivido


La crónica de lo no vivido hablaría del Señor de las Penas y de María Santísima de la Caridad por las calles de la ciudad y de un Domingo de Ramos de rojos y marfiles conformando el río devocional y penitencial de los nazarenos e infanticos pilaristas, de acólitos alumbrando e inciensando a nuestros Amantísimos Titulares, de pasos procesionales llevados con mimo por las cuadrillas de cargadores que capitanean nuestros hermanos Juan Antonio Casamichana Rodríguez y Javier Gómez Pastoriza, de estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral, de lluvia de pétalos alfombrando la calle Sagasta en la recogida... Pero la indeseada lluvia, la otra, la del cielo gris, anaranjado de calima, hizo imposible la salida procesional de este año. Y así, el 24 de marzo de 2024, Domingo de Ramos, quedará en los anales de la historia de nuestra Archicofradía como uno de los años en que no se procesionó por causa de lluvia, hecho que no ocurría desde el año 2003.

La crónica de lo vivido también habla del Señor de las Penas y de María Santísima de la Caridad. Porque Ellos siempre serán el Centro de nuestra historia. Junto a Ellos, el Domingo de Ramos volvió a ser ese hermoso día en el que culmina todo un año de Hermandad y comienza un año nuevo. A Ellos damos las gracias por todo lo vivido, en la Hermandad y en las vidas particulares de todos y cada uno de los hermanos archicofrades. Y a Ellos nos encomendamos para que nos bendigan y guíen nuestros caminos en la vida y en la Hermandad.







El Domingo de Ramos tiene su víspera, preciosa e íntima, bautizada hace ya varias décadas como “sábado de flores”. Es una jornada para la convivencia fraterna, para atemperar los nervios, para los últimos preparativos, para las actividades con los más pequeños y para que estos vivan la inolvidable experiencia de preparar y colocar flores en el monte del paso del Señor, exornado para la ocasión con claveles rojos, gran parte de ellos ofrendados en los días anteriores por hermanos y devotos, y dispuestos por nuestros hermanos archicofrades Manuel Ruiz Gené y Cristian Solís Aguirre, junto a la colaboración de otros hermanos. Por su parte, el exorno floral del paso de María Santísima de la Caridad fue bellamente dispuesto por nuestro hermano archicofrade Miguel Ángel García Saucedo, a base de rosas, tanacetum, astromelias y rosas de pitiminí.


El “sábado de flores” es día de trabajo en equipo, comandado por la mayordomía de la Hermandad, con Cristian Solís al frente de la misma, en una encomiable labor durante toda la Cuaresma. Los jóvenes se afanan en preparar los pétalos para la recogida. Los hermanos más antiguos se acercan por San Lorenzo para comprobar, emocionados, cómo la Hermandad continúa escribiendo su historia y permanece viva en sus niños, en sus jóvenes y en los adultos que hoy tienen responsabilidades de gobierno y que fueron en su día niños y jóvenes ilusionados y nerviosos en las vísperas del Domingo de Ramos. Nuestra Hermana Mayor, Inmaculada Ruiz Gené, siempre incansable, se dirige a los pequeños, les pregunta y les explica, les invita a rezar a los Sagrados Titulares, atiende a los que llegan de visita, se sube al paso de palio para colocar en los cirios que conforman la candelería una pegatina con un nombre: de un hermano, de un familiar, de alguien que este año no puede estar, de un bebé que todavía está por nacer... Las velas de los candelabros del paso del Señor también tienen especiales intenciones y albergan deseos de paz, amor, caridad, solidaridad... La luz que alumbra al Señor y a su Santísima Madre es una luz donada por sus hermanos y devotos. Nuestra Hermandad también es hermosa en sus ritos, en sus actos íntimos, en todo aquello que pasa desapercibido. Los patucos de un recién nacido en el paso de nuestra Dolorosa, por ejemplo. O, entre sus joyas, muchas de ellas de un incalculable valor sentimental, dispuestas entre los encajes de Bruselas de su tocado, su saya y fajín por su vestidor, Juan Carlos Romero Pérez, la medalla de una pequeña enferma de cáncer. Mucha salud, Bendita Madre, mucha salud para todos.














La mañana del Domingo de Ramos comenzó con la visita institucional por parte del Alcalde de la ciudad, D. Bruno García de León, acompañado por Dª. Maite González García-Negrotto, Concejala de Cultura; y D. José Manuel Verdulla Otero, Concejal de Hermandades, junto al Presidente y miembros del Consejo Local de Hermandades y Cofradías. Durante la visita se les enseñó la Capilla de la Virgen del Pilar, Titular Letífica de nuestra Archicofradía, y se les invitó, junto a la contemplación de nuestros Sagrados Titulares, la de los estrenos de este año: el dorado del baquetón y esquinas traseras del paso procesional del Señor; y el rediseño de las bambalinas delantera y trasera del palio de María Santísima de la Caridad. La visita concluyó con una ofrenda floral y una oración. Posteriormente, también visitaron y fueron atendidos los representantes de los restantes grupos políticos que conforman el Pleno municipal.

A las 11 de la mañana se celebró Santa Misa con bendición y procesión de palmas que partió desde el patio del Colegio San Juan Pablo II y que llegó a la Parroquia por las calles Circo, María Arteaga y Sagasta, y en la que participaron todos los grupos parroquiales.




El cielo gris, anaranjado de calima, de las 2 de la tarde, hora en que fueron convocados los hermanos para acceder al templo parroquial de San Lorenzo, hacía presagiar lo que, media hora después, fue anunciado por nuestra Hermana Mayor: la suspensión de la salida procesional, la cual fue responsablemente acordada, de forma unánime, por la Junta de Gobierno. A las 3 de la tarde, hora prevista para la salida, tuvo lugar un breve acto penitencial, introducido por Inmaculada Ruiz Gené, con lectura del Evangelio por parte de nuestro Director Espiritual, Rvdo. P. D. Iván Llovet Romero, y Protestación de Fe realizada por nuestra Hermana Mayor en nombre de todos los hermanos archicofrades quienes, al final de la misma, proclamaron en voz alta su creencia, confesión, promesa y juramento. Las oraciones dedicadas a nuestros Amantísimos Titulares y el canto del “Himno a Jesús de las Penas” pusieron el colofón al acto, tras el cual se invitó a acceder al templo a aquellos miembros de las cuadrillas de cargadores que así lo deseasen. También quisieron rendir pleitesía a nuestros Sagrados Titulares las dos bandas que iban a acompañarlos en su salida procesional: la Banda de Cornetas y Tambores “La Unión”, de la cordobesa localidad de Baena; y la Banda de Música “Asociación Filarmónica Ciudad de Conil”, de la entrañable localidad gaditana. Y lo hicieron como mejor podían hacerlo: dedicando dos marchas procesionales cada una de ellas a nuestras Benditas Imágenes, con rendición de banderín al Señor en el caso de la formación baenense; y la interpretación de “Señor de las Penas”, de Enrique Galán Borreguero, y “La Caridad de tus Penas”, de Juan Antonio Verdía Díaz, marchas especialmente compuestas para nuestros Titulares, en el caso de la banda conileña.




















Se vivieron momentos de profunda y serena emoción en los hermanos archicofrades, especialmente en los más pequeños, cuya ilusión se veía frustrada por las inclemencias del tiempo y a los que se trataba de consolar y explicar el por qué de tan dolorosa decisión. Avisados los padres de los menores por vías de comunicación interna de la Hermandad, se procedió al ordenado desalojo del templo, sección por sección. Y se comenzaron los preparativos para, a las 5 de la tarde, proceder a la apertura de la Parroquia para la visita de fieles y devotos, la cual se extendió hasta las 20,30 horas, con notable afluencia de público durante todo el período en que permaneció abierta la iglesia.










Tras el cierre, se procedió al desmontaje de los pasos, contando para ello con la inestimable colaboración de un nutrido grupo de hermanos que se afanó en dicha labor, quedando todo recogido en las primeras horas de la madrugada, con nuestros Amantísimos Titulares nuevamente dispuestos en sus respectivos altares, profundamente exornados con las jarras del paso de palio.

Se ponía así fin al Domingo de Ramos y se daba inicio a un nuevo año que concluirá el próximo día 13 de abril de 2025 en el que la crónica de lo vivido hablará del Señor de las Penas y de María Santísima de la Caridad por las calles de la ciudad y de un Domingo de Ramos de rojos y marfiles conformando el río devocional y penitencial de los nazarenos e infanticos pilaristas, de acólitos alumbrando e inciensando a nuestros Amantísimos Titulares, de pasos procesionales llevados con mimo por sus cuadrillas de cargadores, de estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral, de lluvia de pétalos alfombrando la calle Sagasta en la recogida...

Que así sea.

(Fotografías de Diario de Cádiz, José Antonio Sánchez García y de la propia Archicofradía)